Foro de Javier Segura. de Madrid Salud, ayuntamiento de Madrid

Javier Segura (Madrid Salud): “la soledad es el síntoma de la no comunidad”

La salud comunitaria está en la base de la prevención para tener una sociedad activa y feliz. Así nos lo cuenta Javier Segura, subdirector general de Prevención y Promoción de la Salud del Organismo Autónomo Madrid Salud, en esta entrevista realizada durante la celebración del ‘Foro Internacional sobre la Soledad, la Salud y los Cuidados’.

Como se pudo ver a lo largo del ‘Foro Internacional sobre la Soledad, la Salud y los Cuidados’, celebrado entre los días 21 y 23 de noviembre en el Palacio de Cibeles con la colaboración del Foro de Empresas por Madrid, la soledad tienen causa y efecto en la salud de las personas, tanto a nivel individual como colectivo. Javier Segura, subdirector general de Prevención y Promoción de la Salud del Organismo Autónomo Madrid Salud, apunta a la necesidad de que los profesionales sanitarios salgan a la calle, vean las condiciones que cada barrio tiene y contar con la comunidad para cambiar los hábitos saludables de forma conjunta. Además, Segura también apunta a que la falta de recursos, de formación y de concepción de la salud comunitaria -diferenciándola de la sanidad- están detrás de las limitaciones de esta concepción amplia del bienestar social.

 

¿Por qué es importante relacionar la salud con la soledad?

 

Para nosotros la soledad es la ausencia de vínculo sociales, por eso trabajamos como un problema colectivo, no solo individual. Comunidad significa un territorio donde viven personas que generan lazos sociales y pautas de conductas. Nosotros desde la prevención, podemos intentar cambiar los hábitos de consumo pero sabemos que por decírselo simplemente no van a cambiar. ¿Por qué? Porque son conductas sociales. Por ejemplo, mis hijos empezaron a fumar porque en su grupo de amigos era casi imposible no fumar. Sabemos que cualquier cambio debe tener tanto el componente de la elección individual como con el entorno: el de la alimentación sana, el deporte, caminar, etc.

 

Por eso, si falla la comunidad, falla todo…

 

Los cuidados comunitarios son la posibilidad de que personas que estén pasando por una crisis vital que afecta a su salud pueda contar no solamente de su familia, los cuidados públicos, sino que sea también la comunidad un elemento de salud. Por eso decimos que la soledad es el síntoma de la no Comunidad o de unos lazos sociales débiles.

 

¿Qué hábitos son aquellos que salen de la esfera privada y se ven afectados por el entorno en los barrios?

 

El barrio es donde se desarrolla la vida cotidiana. La alimentación se genera tanto en casa como fuera, con las tienda de proximidad. Lo mismo con la actividad física: los barrios es donde la gente camina, se mueve… La sexualidad, sobre todo en la adolescencia, y las adicciones, también es el barrio el sitio donde puede influir en su desarrollo. Si como profesionales de la salud temprana esperamos a que la sala de espera se llene para atenderlos, no estamos haciendo prevención.

 

Por eso comenta que se debe pasar “de la bata a las botas”…

 

En efecto. Si tenemos en cuenta las evidencias científicas dicen que los problemas de salud individuales están condicionados por elementos sociales, no nos debe bastar con el recetario de la consulta. Tenemos que abordar soluciones sociales.

 

Desde el punto de vista de la salud comunitaria, ¿podemos decir que hay barrios mejor y peor preparados para abordar el problema de la soledad?

 

Hay diferencias señalables entre los barrios y aunque la soledad es un sentimiento que se da en cualquier parte, que atraviesa las clases sociales, las orientaciones sexuales, el género… sabemos que hay determinados grupos sociales en el que es más frecuente. Podemos decir que hay barrios que tienen mayor número de personas con problemas de salud mental, con inmigrantes, donde hay más familias monomarentales que se pueden sentir solas por la carga, donde hay más personas que viven solas y se sienten así… Sabemos que hay ciertos territorios que se llevan todas las papeletas de la lotería de la soledad y son más vulnerables. Especialmente en la periferia, en el sur y el este, concretamente.

 

¿Qué límites tiene la salud comunitaria a la hora de abordar este problema social?

 

Uno de ellos sería que no se desarrolla en todo el sistema sanitario. La salud comunitaria forma parte de la misión que tienen los centros de atención primaria, que es la puerta de entrada al sistema sanitario y que está visibilizado por la población. El problema es que tienen que combinar la atención a la demanda asistencial con la prevención desde un enfoque comunitario, y ahora mismo esta última es residual porque los profesionales no tienen tiempo para salir del centro y buscar esas necesidades que no están generando demanda. El segundo problema sería la propia concepción de salud que tiene la población. Nosotros diferenciamos ‘salud’ de ‘sanidad’, en el concepto amplio, pero la población general lo asocia a la enfermedad, la jeringuilla, la medicina. Pero este enfoque, más amplio, es incluso más efectivo. Como tercer límite está la formación. Los profesionales en la carrera ven contenidos clínicos, algunos no usamos y otros que necesitamos los adquirimos con formación añadida o la experiencia.

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